jueves, 15 de enero de 2009
Nueva experiencia tridimensional
El sonido, el color, el CinemaScope, ... Todos esos grandes avances técnicos del cine pusieron la zancadilla al apartado artístico durante su implantación y hasta que se les cogió el tranquillo. Un ejemplo: con la llegada del sonoro, la toma de sonido debía de evitar el run-run de las cámaras al "rodar" película. Para aislar el motor, se encajonaba a éstas literalmente, lastrando su movilidad. Hubo otros avances (la Steady-cam, de la que se ha llegado a abusar, por ejemplo) que fueron como la seda y supusieron uno o dos pasos instantáneos hacia adelante. También aparecieron experimentos que resultaban entretenidos, pero incómodos (el 3D); e incluso simpáticos desvaríos sin apenas aplicación útil, como el Odorama.
En estos tiempos de crisis y pirateo, las multinacionales del 7º Arte regresan a la tecnología de las tres dimensiones. Los avances técnicos permiten una experiencia más impactante y, qué duda cabe, la cosa mejorará. Pero mientras, como la prioridad es evitar la competencia del P2P y atraer a más espectadores, habrá lo que hay: los usuarios con gafas (en lugar, por ejemplo, de lentes de contacto) seremos espectadores de segunda que pagaremos lo mismo por estar llevándonos todo el rato las manos a la cara, pretendiendo ajustar la posición de las gafas de plástico y las del día a día.
Y, claro está, si lo que el 3D promete es espectáculo, ¿dónde quedarán las producciones alejadas de éste? ¿Para qué necesita un drama, por ejemplo, las tres dimensiones? ¿Sólo se estrenarán cintas de acción y aventuras? NO: pero su lanzamiento primará más que nunca. Y los empresarios tendrán que sentar muchos culos en las butacas, así que olvidémonos, por ejemplo, de cintas bélicas adultas: habrá cine para toda la familia o, cuanto menos, PG-13; que para eso el cine comercial nos suele venir de yankilandia...
Las cintas de animación (véase "Monstruos contra alienígenas"), de acción ("G. I. Joe") o fantasía ("Avatar", sólo disponible en esta tecnología) coparán salas y la opción será clara: cada vez habrá más simplificación/infantilización argumental y menos diversidad de géneros.
Y el cine independiente y europeo irá directo al dvd. Aunque mejor así: en casa elegimos qué ver, cómo (v.o., por ejemplo), cuándo... ¡y a mejor precio! Porque si una historia es mala, la ilusión de poder tocar a los actores no la mejorará ni resarcirá el aumento del precio de la entrada.
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