lunes, 23 de febrero de 2009

Crisis? What crisis?


Con un tipo sexy y entertainer resuelto que sacó partido del "cartón piedra" en el número musical de apertura, la ceremonia de los Oscar mostró su cara más sobria (pero no por ello menos glamourosa) en su edición múmero 81.

Por un escenario camaleónico al pie del patio de butacas (en el que este año falló el sempiterno Jack Nicholson, reapareció un estilizado Anthony Hopkins y Michael Giacchino recogió la batuta de Bill Conti) desfilaron por orden de producción, y en bloques temáticos de (salvo grandes ocasiones) quince minutos, los triunfadores de un palmarés repartido.

Penélope Cruz tuvo triple suerte: se llevó premio (inmerecido), fue la primera en recogerlo e inauguró una constante de la gala a la hora de entregar los trofeos a los intérpretes: de cinco en cinco, ganadores de ediciones anteriores doraban la píldora a los candidatos. ¿Lo mejor? El homenaje al cine de comedia desde el sofá de "Superfumados".

Lo peor: la emisión del "In memorian", que no nos dejó ver ni nombres ni rostros de muchos de los homenajeados desde ultratumba. Una gala ligera, entretenida y con una justa triunfadora. Fincher tendrá más oportunidades, seguro. ¡Y Amy Adams también!

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