domingo, 5 de octubre de 2008

No necesito ser mayor para emborracharme

Los de siempre: los travelos vestidos de sevillanas en la Cabalgata; mucha, mucha policía y todo el centro cortado; Joao, el brasileño, haciendo juegos de manos; el escapista uruguayo ("trabajo en la calle, pero No vivo en la calle"); los hip-hop dancers fibrosos, que te da rabia no ser gay; el vaquero "for sale maniqui"; las medallas a los amigos y amigas, y los políticos en primera fila esperando el aplauso de la plebe antes de irse de lunch a su costa (Homenaje a las Heroínas en la Plaza del Portillo: de vergüenza); los autobuses de TUZSA hasta la bandera (o el cachirulo, si se me permite); el taxista limpiando la vomitona de la cría de 16 años, hasta el coño de cubatas baratos; y los churros, la porra y el chocolate de media noche, en la primera bocacalle a la derecha, según subes desde el Pilar por Alfonso I (Churrería La Fama).

Lo nuevo: las carreras de las furgonetas escoba de FOCSA, derrapando entre Conde Aranda y César Augusto el día del pregón, ante la mirada pasota de los urbanos; el globo más chulo de este año: el helicóptero (¡pues claro que vuela! Tanto como el unicornio rosa...); las fotos de los pilares pasados, expuestas por el Heraldo en Independencia (y el primer bigote dibujado sobre el careto de una adolescente, un par de fotos por encima de la de mi suegra y demás familia adquirida); las camisetas de este año: "No necesito divertirme para beber" y "¿Quieres sexo? Lléname el vaso", que si las llevase mi hija de 15 años le cruzaba la cara; y el bocata de ternasco, mejor con queso que con patatas, en la carpa de "Pastores" frente al Pilar: cobran seis euros, pero yo no pagaría más de cuatro...


¡Hala, ya son los Pilares y queda una semana por delante!

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