Resulta que desde hace cinco años, la localidad zaragozana de Ainzón (¡al ladito de Borja, oiga!) patrocina unas jornadas de cine y vino que dos años más tarde incluyeron un concurso de animación. Hace años me propusieron ayudar a montar el tinglado, pero con tan poco tiempo que creí sensato negarme. Luego salió una cosa digna (mal, mal, nunca le salen los encargos a mi amigo y baranda ocasional J. A.) y otros fueron los que se pusieron su nombre al asunto (la verdad es que ponen su nombre a todo lo que pillan, y reconozco con envidia que hacen bien, porque el truco no sólo es figurar, sino cerrar puertas a la competencia), así que mi relación con el certamen ha sido la presentación de un largometraje en el que estuve implicado, hace dos años, y la elaboración de unos cartelones informativos (el texto y el material gráfico. La maquetación es de otro Carlos) que "embellecen" el hall del cine (parroquial) esta última edición. Una exposición pobre de la que no me enorgullezco por haberme limitado a entregar el material sin haber opinado sobre su disposición, decisión de la que apenas me salva el que fuera un proyecto ambicioso (que aún continúa) a un año vista y que se quedó en tres días de trabajo (muy bien pagados, eso sí).
El caso es que allí me teníais, subiendo a Ainzón con el profe Roberto Sánchez y el inefable Ángel de Uña (institución de la prensa por estos lares) y su encantadora señora, presto a presenciar la inauguración de esta edición de AnimaAinzón. Algo digno, como he dicho antes, arropado con el calor de los parroquianos: recordatorio televisivo de las IV Jornadas, la (¡morbosa, amiguitos!) alcaldesa de la localidad dando paso a un par de audiovisuales (uno muy interesante, sobre cine y vino, por cierto) y a una mesa redonda a la que presté escasa pero por momentos motivada atención.
Os dejo un enlace al programa, porque esta tarde hay sesión de cortos a concurso y tienen muy buena pinta (la calidad de los trabajos del pasado año avalan el criterio de los jurados de selección). Mañana acaba la fiesta, pero esta noche, mientras se ve El caballero oscuro (gratis, creo) los VIP tienen cenorra. Yo estoy castigado a hacer de enfermero durante una pequeña crisis familiar; da igual: ayer ya hubo tostas de jamón y tintos, y me puse tibio mientras cuchicheábamos sobre los atributos de la muchacha del catering.
PS: ideal para los momentos aburridos de cualquier acto institucional, ayer descubrí un librito de Tropo Editores (pero publicado con la pasta de la DGA) que contiene diez relatos cortos de autores como Paco Casavella, Felipe Benítez Reyes, ... en torno al Spaghetti-Western almeriense. Para lectores cinéfilos de espíritu polvoriento y memoria de serie B. Una delicia que para mis conciudadanos ya está en la Biblioteca de Aragón (¡no enfileis aún hacia Dr. Cerrada, que el ejemplar recién adquirido está ahora en mi casa!). Su título: "Vivo o muerto. Cuentos del spaghetti-western".
Se acabó el rollo. Mañana, si me da tiempo después de ver a los Celtas cortos, más.
2 comentarios:
Ya podíais avisar que volveis.
Tienes razón. Es que, o no apetece escribir un sólo post o te embalas...
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